Dice el autor: he trasegado como un equilibrista entre las palabras, sobre la tensa e inescrutable cuerda de la vida, donde es fácil dar un paso en falso, o dejarse ir por tedio o amargura, sin esperar que nos salve el ángel del remordimiento y nos acune en su regazo.
Eructo aceite entre el golpeteo de las máquinas y su ruido de infierno.
La poesía es el faro entre los haces luminosos de los versos, y el silencio una vocación sin escafandra.